La falta de adherencia a los medicamentos condiciona en gran medida la efectividad de los tratamientos. Tiene un fuerte impacto en la calidad de vida de los pacientes y en los gastos sanitarios asociados. Hoy en día se considera un problema de salud pública muy prevalente que requiere programas de mejora con estrategias eficaces.
Qué es la adherencia a los medicamentos
Según la OMS, es el grado en que una persona respeta el régimen terapéutico acordado con el doctor en cuanto a la dosificación prescrita (cumplimiento) y su duración (persistencia).
En España se estima que en un 50% de los casos no se toma bien la medicación. El porcentaje varía según las circunstancias, pero en general es menor en procesos crónicos (EPOC, hipertensión, diabetes o depresión) y en la franja de los 41-50 años.
Depende de múltiples factores relacionados entre sí
Son muchas las causas implicadas en la falta de adherencia. Las principales son:
- Relativas al paciente: el escaso conocimiento sobre su patología, el tratamiento, y la importancia de seguir las indicaciones. También la mala memoria y la existencia de trastornos psicológicos.
- Complejidad de la terapia y aparición de reacciones adversas.
- Baja calidad asistencial en lo relativo a la relación paciente-profesional sanitario y el seguimiento clínico.
- Ausencia de síntomas y sensación de que no se está enfermo.
- Condicionantes socioeconómicos: nulo apoyo familiar, tener un trabajo inestable o los altos copagos.
El incumplimiento trae consigo varios problemas
Por un lado, aumenta la morbimortalidad y el riesgo de complicaciones y efectos secundarios farmacológicos. Además se favorece el desarrollo de resistencias microbianas.
Por otro, se multiplica el coste sanitario al incrementar las hospitalizaciones, las visitas a urgencias, el desperdicio de recursos, etc.
Incluso el propio paciente tiene que invertir más dinero (y tiempo) en desplazamientos, cuidadores y necesidades concretas para el hogar. Sin olvidar la posible pérdida de productividad laboral.
Beneficios de potenciar la adherencia
Las ventajas son evidentes:
- Se mantiene la efectividad terapéutica.
- Aumenta el control de la enfermedad y la seguridad de la medicación.
- Eleva la calidad y esperanza de vida de la persona.
- Se reducen los gastos que soportan las administraciones de la salud.
A modo de ejemplo, en un análisis de impacto económico realizado por la SEFAC se vio que incrementar un 10% la adherencia en la EPOC podría evitar 190000 exacerbaciones y un coste sanitario directo de 80 millones de euros.
La pregunta es…
Cómo mejorar la adherencia a los medicamentos
Hay que tener claro que el paciente no es el único responsable. Existen 5 líneas de intervención que deben abordarse de manera conjunta.
Ayudas técnicas
En primer lugar, la simplificación de las terapias. Ya sea cambiando la posología (menos dosis diarias), la formulación (líquido en vez de sólido) o la prescripción (medicamentos con más de 1 principio activo).
También es conveniente dispensar siempre las mismas presentaciones para evitar confusiones.
Por otra parte, hay diferentes sistemas que facilitan seguir el tratamiento:
- Dispositivos electrónicos que avisan de cuándo hay que medicarse, como los EMD (envases que incorporan alarmas).
- Aplicaciones sanitarias para teléfonos y tablets (tecnología mHealth). Recuerdan la toma y permiten una comunicación paciente-médico muy eficaz. En un estudio se observó que podrían mejorar en un 45% el cumplimiento.
- Pastilleros y sistemas personalizados de dosificación (SPD).
- Monitorización de constantes biomédicas para medir los beneficios terapéuticos y motivar la adherencia a los medicamentos.
Apoyo conductual
Con esta estrategia se busca reforzar el comportamiento positivo de las personas y fomentar su autocuidado.
- Inculcación de hábitos y rutinas saludables.
- Adaptación del tratamiento a las circunstancias y necesidades individuales, solicitando la ayuda de un familiar si se requiriese.
- Optimización de la relación con el profesional sanitario. Tiene que mostrarse motivacional, empático, sincero y colaborador, no autoritario. El paciente debe poder expresar sus inquietudes y participar en las decisiones con total confianza. Así se responsabiliza del plan y mejora su compromiso.
- Grupos de apoyo en los que se dé información y se planteen modos de afrontar los problemas.
- Programas de ayuda domiciliaria.
Educación para la salud
Un paciente cumple más con lo que se le ha prescrito si entiende bien su patología, la terapia y las consecuencias de abandonar la medicación.
Por tanto, es fundamental que facultativos, farmacéuticos y enfermeros expliquen todo ello con la máxima claridad. Verbalmente, por escrito o con recursos digitales. Incluso en sesiones educacionales grupales.
Mejora de la calidad asistencial
¿Cómo? Mediante la elaboración de planes específicos que abarquen:
- Herramientas que midan el cumplimiento.
- Cursos formativos en la materia para profesionales sanitarios y sistemas que faciliten la coordinación entre ellos. Todos tienen que implicarse.
- Protocolos de actuación individualizados ante pacientes no adherentes.
- Mejoras en el seguimiento clínico.
Acciones institucionales
Se ha visto que las campañas de sensibilización en medios sociales son útiles. También la difusión de materiales divulgativos en centros de salud y asociaciones.
Es importante asimismo desarrollar programas de educación terapéutica y potenciar la figura del “paciente formador de pacientes”.
Por otro lado, se debe facilitar el proceso de prescripción para que los doctores puedan dedicar el tiempo suficiente a dar tratamientos ajustados a cada persona y resolver todas sus preguntas.En definitiva, combatir el incumplimiento entraña diversas intervenciones. En Atenzia gestionamos planes en remoto de adherencia a los medicamentos para que administraciones y empresas de la salud ofrezcan este servicio a un gran número de pacientes de forma eficiente. Si tienes alguna duda, contacta ahora con nosotros.